viernes, diciembre 21




Bellezas de Chile

Esta es una hermosa foto que tomé cuando fui a Punta Arenas a fines de octubre. Se ven los hielos eternos, y dentro de las montañas que se aprecian está el Cerro Fitz Roy (3.405 m.).


Fue un viaje increible, nunca había estado en tierras tan australes. Me quedé con muchas ganas de volver!!!! Ojalá sea pronto. Honestamente me dejo sin aliento tanta belleza.

jueves, diciembre 13

Esta historia siempre me ha gustado y quiero compartirla con ustedes.

¿Buena suerte? ¿Mala suerte?

Un día, Abkar y Bírbal fueron a la serlva a cazar. Al disparar la escopeta, Akbar se hirió el pulgar y gritó de dolor. Bírbal le vendó el dedo y le endilgó el consuelo de sus reflexiones filosóficas: "Majestad, nunca sabemos que es bueno o que es malo para nosotros". Al emperador no le sentó bien el consejo, se puso hecho una furia y arrojó al visir al fondo de un pozo abandonado. Continuó después caminando solo por el bosque, y en esto un grupo de salvajes le salió al encuentro en plena selva, lo rodearon, lo hicieron cautivo y lo llevaron a su jefe. La tribu se preparaba a ofrecer un sacrificio humano, y Abkar era la víctima que Dios le había enviado. El hechicero oficial de la tribu le examinó en detalle y, al ver que tenía el pulgar roto, lo rechazó, ya que la víctima no había de tener defecto físico alguno. Abkar cayó entonces en la cuenta de que Bírbal había tenido toda la razón, le entró remordimiento, volvió coriendo al pozo en el que lo había echado, lo sacó y le pidió perdón por el daño que tan injustamente le había causado. Bírbal contestó: "Majestad, no tiene por qué pedirme perdón, ya que no me ha causado ningún daño. Al contrario, su majestad me ha hecho un gran favor, me ha salvado la vida. Si no me hubiera arrojado a este pozo, hubiera continuado yo a su lado, y esos salvajes me habrían cogido a mí para su sacrificio y habrían acabado conmigo. Como ve su majestad, nunca sabemos si algo ha de ser bueno o malo para nosotros".

viernes, mayo 18


Tropiezos

Hace harto tiempo que no me sacaba de verdad la mugre. No sé como verdaderamente patiné en el hall del edificio de CONAMA. Lo peor de todo es que fue muy aparatoso. Si hubieran visto la cara de los conserjes, yo creo que pensaron que me había dado un ataque o algo parecido porque existen remotas posibilidades de desplomarse en un lugar tan plano. Después del desgraciado suceso, me acordé de una querida amiga que tiene gran experiencia en bochornos parecidos... Les contaré un par de ellos:

En uno de sus viajes a Las Cabras estuvo a punto de accidentarse cuando el televisor se deprendió y buscó estrellarese en su cabeza. Si no hubiera sido por el auxiliar, que volo por el bus, no me habría dado la oportunidad de conocerla y reirme tanto con sus aventuras.

Para que decir de una de sus incursiones en la cocina, cuando quiso hacer manjar con leche condensada (de ese que a los más viejitos nos preparaban nuestras mamas). Lo dejo coserse hasta que despertó con el ruido de una tremenda explosión.... se había reventado el tarro y esparcido por todas partes.

La gracia mayor de estas historias, debo reconocer, es la narración. No hay nada igual, me he reido hasta las lágrimas con ellas. A su vez aprendí que hace bien reirse de uno mismo, de hecho lo comprobé cuando estaba acostado en el piso de la CONAMA el otro día, ni siquiera me puse rojo ¿me creerían?.....

jueves, abril 26


Confianza en los niños

Cada día creo con más fuerza que nuestros niños salvarán el planeta. No lo digo por que trabaje precisamente en educación ambiental, sino porque a diario me encuentro con experiencias espectaculares que desarrollan niños, muchas veces guiados por un entregado profesor.

Hace unos días estuve en una escuela de San Bernardo, que les juro es un veradadero paraiso. Celebraban el Día de la Tierra (22 de abril) y en una pausa en el recorrido por sus mágicos y hermosos rincones, un grupo de unos 100 alumnos, a mi compañero y a mí, nos cantaron y dedicaron una hermosa canción que adaptaron de un conocido tema.

Aquí está:


Estoy contento porque el mundo me hizo así
No quiero cambiar
Soy la semilla de esta tierra y el amor felicidad

Estoy alegre porque crezco cada día un poquito más
Esta vez mi canción se va a escuchar

Del árbol una hoja se cayó
Dando calor y luz a un flor

Y dicen las hojas del libro que más leo yo
Que la escuela y la familia se unió

Estoy contento porque el mundo me hizo así
No quiero cambiar
Soy la semilla de esta tierra y el amor felicidad

Estoy alegre porque crezco cada día un poquito más
Esta vez mi canción se va a escuchar

De la tierra un grito se escuchó
En mi boca la manzana se pudrió

Tendrías que aprender a vivir mejor
Esta vez la cadena ya se unió

Estoy contento...

miércoles, abril 11


Fragilidad

Han pasado muchas cosas de los Arrayanes a la fecha: alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, despedidas y reencuentros, decepciones y gratas sorpresas. En fin la vida mismamente... Pero aquello que me ha causado mayor impresión en los últimos meses fue un día del mes de marzo cuando me enteré de 2 noticias: una buena y una mala (como en los chistes) relacionadas con los momentos de vida de 2 compañeros de trabajo muy cercanos a mí.

El primero quería compartir conmigo las desdichas de su enfermedad, un cáncer que no le ha dado tregua y que tiene a los doctores perplejos, en realidad ellos no saben que alternativa tomar ya que han probado con todo (quimioterapia, radioterapia, drogas, operaciones varias). Pero lo más impresionante de este amigo es su fuerza de voluntad y la alegría que transmite a los demás... a pesar de su estado. Es admirable su entereza, su entrega, decididamente el no quiere dejar este mundo....

Mi otro amigo recibió una noticia que él siempre espero, le ofrecieron una pega mejor en la empresa privada. Inmejorables condiciones contractuales, perspectivas de crecimiento, viajes, todo incluido (como los packs). Ciertamente me alegré por él. Le deseo mucho éxito en el bando contrario, ja ja ja. Obviamente seguiremos siendo amigos.

Ese día me di cuenta que cada uno se mueve como en una montaña rusa, a veces esta en la cima y a veces en el suelo, y a altas velocidades. En segundos todo puede cambiar, por eso hay que aprovechar al máximo cuando estamos en la cima, e incluso cuando estamos en un punto medio. Porque uno nunca sabe lo que viene y muchas veces olvida la enorme fragilidad del ser humano.